martes, 27 de abril de 2010

Mito de Quitumbe y Monolitos!!!




Quitumbe o Kitumbe es hijo del cacique Tumbes. Su hermano menor se llamaba Otoya, quien por pelear mucho con el hermano mayor provocó que este se fuera del país. Ahí Quitumbe desposó a Llira, una doncella muy hermosa con quien tuvo un hijo llamado Guayanay. Por otro lado Otoya se quedó en la región de Manta y como cuentan fue devorado por los gigantes que llegaron ahí.

Kitumbe al oír las barbaridades que se cometían en su anterior tierra decide dejar la ciudad que fundo, Tumbes, llamada así en honor a su padre, y regresó. Estuvo en la isla Puná, pero emigró por el río Guayas y llegó a la meseta interandina. Finalmente se estableció ahí con los suyos, y echó los cimientos de un nuevo reino, al cual en honor a su fundador lo llamaron Quito.

Este mito explica la procedencia del nombre de nuestra ciudad, así como la explicación de su fundación. Como todo pueblo antiguo, este, creo el relato de Quitumbe para poder trasladar un poco de la historia mítica a los nuevos descendientes y herederos de la cultura.


Ruta de los Monolitos: El Mito de Quitumbe

El sol se presenta radiante en el centro histórico, convencidos de que encontraríamos los monolitos que forman el camino desde caracas hasta la isla de pascuas. Un camino legendario, lleno de pureza y según otros dicen energético.

El papel entonces del mito de Quitumbe es explicar la fundación de Sur América después del diluvio, dejando caer sobre la tierra ese formación divina del hombre y de su territorio.

La visita comienza en la catedral donde nos regocijamos en una perfecta construcción neo-barroca o barroca, sus columnas se encuentran protegidas por las gárgolas tan europeas y en otras por animales sagrados nacionales.
Continuamos por la parte externa de la basílica bordeando la zona hasta el parque, donde encontramos un monolito y con la ayuda de un amuleto descubrimos su movimiento y su fuerza.
Caminamos hacia una iglesia alejada de la tierra, entre piedras resbalosas y un olor a antigüedad impregnado entre las sombras que deja el sol. Se recorre la plaza de Benalcázar, donde logramos observar en sus pisos; las otras catedrales, iglesias y plazas. Revelando la cabeza del jaguar, tan simbólico para nuestra tierras y nuestros pueblos.

La ruta de los monolitos concluye enriqueciendo la cosmovisión Andina y de cierta forma conociendo una parte de lo que somo en nuestro interior.

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